Vistas a la página totales

lunes, 1 de octubre de 2012

Poema IV


Tù bien sabes
El Aromo embriaga a las abejas.
Aquella tarde mi piel al sol
Zumbaba enarenada junto al rìo.
Tù bien sabes
Donde La piedra quieta del remanso
Y El àrbol de sombra con su nido
Reflejados en el espejo de agua
Que en tanto se rompìa
Cuando bajaban veloces golondrinas
A beber tesoros de la tarde.
Joyas de cristales sepias
Ondular de montañas navegantes
Y gotas de sudor, perlas y estrellas
Que al andar por el agua
Los peces te robaban.
Tù bien sabes
Enamorabas a los pàjaros
Con tu cuerpo caliente y perfumado.
Y a aquella mariposa que anhelante te seguìa
Con la esperanza de dormirse
En la cuna dorada de tu pelo.
Era cuando los bravos guerreros de la tarde
Rendìan sus banderas y caìan postrados.
Fieles al sol como las cigarras
Llamadas a silencio.
Tù bien sabes
Cuando ya no se puede respirar
Y el corazón corre sin freno.
Era la hora del tren
Serpiente de plata entre los cerros.
Cuando un sorbo de agua fresca
No puede con la sed.
Cuando te reìas
Tù bien sabes
De mis torpes intentos
De tomar tu cintura.
Si era de aceite oliva.
Si era de barro y miel.
La sombra de los àlamos
Se ponìa generosa.
El aire se paraba para cantar conmigo.
Tù bien sabes
Esa canciòn que detenìa tu mirada.
Que hacìa que tus ojos vinieran a mi boca.
Y asì te quedabas quieta por un rato.
Inventaba otros versos.
Continuaba el encanto.
Era hasta que tu mirar
Se posara en mis ojos
Entonces me acercaba…



Huelo el aliento de palomas en el agua.
Siento crujir el àrbol añoso con sus ramas.
La ùltima cigarra guarda su violìn festivo.
La piedra palidece y su rubor escampa.
Hùmeda la arerna guarda huellas de danzas.
El rìo es tàn amable
Que al pasar va cubriendo con un manto de niebla
El amor desnudado.
Tù bien sabes
Porque la primera estrella tìmidamente nace
Y el viento es azul en tus ojos que anochecen.
Las ranas discursivas ensayan su consigna.
El grillo se encamina a afinar su guitarra.
La luna si no viene se pierde la velada.
En tus senos , no obstante,
Un polvo de luz anuncia la llegada
De la novia del cielo.
Y aunque el rocìo refresca
Tu piel de arena y oro
Te digo que no es tarde
Te abrigo con mi sangre
Te beso hasta quemarte.
Tu risa sorprende al zorzal taciturno
Te levantas con chispas que sueltas por el aire
Te quiebras en astillas cuando saltas al agua
Y el eco de tu risa se trepa por los àrboles.
En mi nido de amor reciente y al rescoldo
Como cenizas de un fuego furtivo
Tù bien sabes
Me detendrè como un pintor ante el paisaje
A retratar tanta belleza
A perpetuar la insoportable hermosura del instante.
Despuès
Nos volveremos al pueblo por las vìas
Caminando cantando esa canciòn.


El rìo mantendrà su curso amable.
Y cada dia la primera estrella
Aparecerà como esa tarde.
Nosotros
Tù bien sabes
Habremos caminado
Por distintos caminos.
Un vino añejo, dulce como el Aromo
Atraerà a las abejas que laboran
La miel de mis recuerdos.
Un vino azul como un viento ligero
Un remanso de luz
Donde te quedas.
Embriagado de Enero y golondrinas
El corazón no duele.
Apenas es un zumbido
Un remolino de alas.
Un andar por arenas
Sin tus huellas descalzas.
Y por si no lo sabes,
La canciòn que cantaba
Para atrapar tu piel
Perlada por el sol,
La cantan las palomas
Que juran no olvidarse
Sus promesas de Amor.

Danieladrián

No hay comentarios.:

Publicar un comentario