Un aspecto interesante es precisamente esto: el consentimiento, de padres, abuelos, tíos, suegras, que prestan sus hogares aunque a veces no quieran saber mucho del asunto. Cada vez parece entenderse un poco más que no se trata de adolescentes cometiendo una travesura, sino de una decisión tomada cabal y concienzudamente, mucho más pensada que cuando a los 14 me metí un cigarrillo en la boca y no pude parar hasta, casualmente, 14 años después.
Es, también, una cuestión de conocimiento: saber qué estoy metiendo en mi cuerpo. Un ladrillo, compactado, de dudosa procedencia, cortado con restos de quién sabe qué plaguicidas, hongos, hojas, tallos, tierra y demás, se contrapone absolutamente a un flor de fragancia dulce que saqué de mi jardín.
Texto completo:Enlace: De la tierra a las alturas - Revista Ajo
“La legalización. No hay otro camino. Es un camino difícil y arriesgado, pero creo que la represión conduce a lo que estamos viendo: un crecimiento de la producción, de la distribución y del consumo de las drogas, a pesar de las vertiginosas sumas que se gastan en esa política represiva.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario