Cinco tesis sobre el
agua
1. El agua no
puede ser una mercancía
Cada quince segundos
muere un niño en el mundo por falta de agua potable. No hay pretexto posible.
El agua no puede ser tratada como una mercancía más, transable en los mercados
y sujeta a las reglas del lucro.
El acceso al agua es un
derecho humano básico. Sin agua potable y saneamiento, no hay ciudadanía real.
Sin ellas no hay salud, ni posibilidad de ejercer la ciudadanía.
El mundo tiene todas las
posibilidades materiales y ahora tecnológicas para dar agua a todos.
Se está violando en gran
escala ese derecho.
Debería ser incluido en
las constituciones.
2. La falta de agua y
saneamiento mata
Las personas necesitan
un mínimo de 20 litros
de agua diarios. Mil cien millones tienen menos de 5 litros . En los países
ricos se gastan más de 200
litros diarios per cápita.
Anualmente mueren
1.800.000 niños por diarrea infantil, causada en gran parte por falta de agua
potable y de instalaciones sanitarias.
Hay 2600 millones de
personas que no tienen un inodoro, en el siglo del IPOD y la Internet.
Desesperados, los “sin
agua” toman agua contaminada. El 50 por ciento de las camas hospitalarias está
ocupado por quienes la han ingerido.
3. La gran
humillación
Los impactos de no tener
agua ni inodoros son devastadores, psicológica y culturalmente.
Los niños pobres caminan
seis horas diarias para traer agua. Pierden 443 millones de días escolares haciéndolo.
Las madres luchan muy duramente para conseguir agua para sus hijos.
La sociedad entera los
está humillando a diario con no garantizar este derecho básico.
4. El mercado no
funcionó
Se apostó en Argentina y
América latina en los ’90 a que la “bala mágica” para resolver el problema eran
las privatizaciones. La ONU
ha demostrado en su informe de Desarrollo Humano dedicado al tema que
fracasaron. Los resultados fueron muy graves para la población. Hubo mala
gestión, especulación, subinversión, exclusión de los más pobres.
5. Las enseñanzas de
la experiencia argentina
En los ’90, Menem
privatizó masiva y salvajemente la prestación de agua y cloacas. Dejó sin
política pública de agua al país y con organismos reguladores muy débiles. Los
déficit de prestación se agudizaron. En el Gran Buenos Aires, buena parte de la
población no tenía acceso a agua ni cloacas. Se verificó que los niveles de
nitrato de la prestación de agua privada en algunos municipios excedían más del
40 por ciento las normas de la OMS ,
lo que pueda generar cianosis y finalmente asfixia.
En 2003 se inició la
reconstrucción de una política pública de agua y saneamiento con Enosa, Aysa,
otras empresas públicas y grandes inversiones. Como lo ha informado la Secretaría de Obras
Públicas, en 2003 hubo 40.000 casos de hepatitis A. El reestablecimiento del
derecho al agua, con una agresiva política de salud, fueron claves para que en
2012 fueran sólo 275. También incidieron en el descenso de la mortalidad
infantil en el período del 16,5 al 11,7 por mil. En ese lapso se dio agua
potable a 5.700.000 nuevos usuarios y cloacas a 3,2 millones.
Falta mucho, pero es en
esa dirección.
El tema del agua y el
saneamiento no puede seguir siendo marginal o que “viene después”. Ya en la Biblia se garantiza el
derecho al agua para todos. Su violación abierta es uno de los mayores
escándalos de nuestro siglo. No figura en la agenda del uno por ciento más rico
del planeta, dueño de casi la mitad del producto bruto mundial. La ciudadanía
organizada lo ha puesto en el centro de la agenda pública en todo la Unasur.
• En el marco del Congreso de Aloas, ante 500 directivos
de empresas de agua de todo el continente, Bernardo Kliksberg dictó una
conferencia magistral en la que presentó sus cinco tesis sobre el tema del
agua.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario