15.09.2013 | un estudio realizado con datos de la encuesta mundial gallup
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Argentina subió diez puestos en el ranking mundial de la felicidad
Está 29º entre 156 países, según una medición de Naciones Unidas.
El Informe Mundial sobre la Felicidad 2013 divulgado esta semana por Naciones Unidas da cuenta de una Argentina más feliz que lo que registró el relevamiento anterior al ocupar el puesto 29 entre 156 países, mientras que en 2012, el país se había ubicado en el 39. Los primeros lugares los ocuparon países europeos. John Helliwell, profesor de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), y uno de los autores del informe, reconoció que el concepto de "felicidad" es "absolutamente subjetivo", ya que depende de la personalidad de cada ser humano y de cómo encara la vida.
El estudio es el segundo de este tipo y fue elaborado por expertos de las universidades Columbia y de London School of Economics. Durante tres años a partir de datos de la Encuesta Mundial Gallup realizada en 156 países, los expertos llevaron adelante el análisis y tuvieron en cuenta seis variables: poder adquisitivo, expectativa de vida, libertad para tomar decisiones, percepción de corrupción, apoyo social, y la generosidad. Lo llamado "base país" fue muy criticado por la poca claridad de su significado.
Los primeros lugares de la lista los ocupan países del norte y centro de Europa como Dinamarca (primero por segundo año consecutivo). Le siguen Noruega, Suiza, Holanda, Suecia, Canadá, Finlandia, Austria e Islandia. Estados Unidos aparece en el número 17 de la clasificación. Por otro lado, los países con menor índice de felicidad pertenecen al África subsahariana. Los últimos lugares los ocupan: Togo en el último lugar, Benin, República Centroafricana, Burundi, Ruanda y Tanzania.
La crisis económica de los últimos años supuso "una caída de los índices" en algunos países de Europa mediterránea. España, figura en el puesto 38. Según el análisis, fue el sexto país que más bajó en su indicador de felicidad entre el primer informe presentado el año pasado y este, y solo fue superada por Egipto, Grecia, Myanmar, Jamaica y Botswana, mientras que Italia fue el octavo país con mayores descensos.
Dibujo de Eulogia Merle
No puedo creer que el propósito de la vida sea ser “feliz”. Creo que nuestro propósito en la vida es ser útiles, responsables, compasivos. Es, sobre todas las cosas, ser importantes y haber contado para algo, haber creído en algo, de haber hecho alguna diferencia al haber vivido.
– Leo C. Rosten (1908 – 1997). Profesor, académico y humorista Judío-Ruso-Americano
El estudio es el segundo de este tipo y fue elaborado por expertos de las universidades Columbia y de London School of Economics. Durante tres años a partir de datos de la Encuesta Mundial Gallup realizada en 156 países, los expertos llevaron adelante el análisis y tuvieron en cuenta seis variables: poder adquisitivo, expectativa de vida, libertad para tomar decisiones, percepción de corrupción, apoyo social, y la generosidad. Lo llamado "base país" fue muy criticado por la poca claridad de su significado.
Los primeros lugares de la lista los ocupan países del norte y centro de Europa como Dinamarca (primero por segundo año consecutivo). Le siguen Noruega, Suiza, Holanda, Suecia, Canadá, Finlandia, Austria e Islandia. Estados Unidos aparece en el número 17 de la clasificación. Por otro lado, los países con menor índice de felicidad pertenecen al África subsahariana. Los últimos lugares los ocupan: Togo en el último lugar, Benin, República Centroafricana, Burundi, Ruanda y Tanzania.
La crisis económica de los últimos años supuso "una caída de los índices" en algunos países de Europa mediterránea. España, figura en el puesto 38. Según el análisis, fue el sexto país que más bajó en su indicador de felicidad entre el primer informe presentado el año pasado y este, y solo fue superada por Egipto, Grecia, Myanmar, Jamaica y Botswana, mientras que Italia fue el octavo país con mayores descensos.
Dibujo de Eulogia Merle
No puedo creer que el propósito de la vida sea ser “feliz”. Creo que nuestro propósito en la vida es ser útiles, responsables, compasivos. Es, sobre todas las cosas, ser importantes y haber contado para algo, haber creído en algo, de haber hecho alguna diferencia al haber vivido.
– Leo C. Rosten (1908 – 1997). Profesor, académico y humorista Judío-Ruso-Americano
Las 5 Razones científicas que demuestran que nuestra idea de la felicidad es errónea. Son reveladoras porque nos dan a entender que todos y cada uno de nosotros deberíamos mejor Por ello, incluyo un excelente artículo encontrado en el sitio Cracked.comdonde nos presentan dedicarnos a ser, en vez de elucubrar chaquetas mentales para tratar de ser felices:
Si estás buscando la respuesta a “¿Cómo puedo ser feliz?”, la respuesta de los expertos es: “Estás haciendo la pregunta equivocada.” La pregunta correcta es por qué nuestra idea de la felicidad está tan jodida que la mayoría de nosotros no la reconocería incluso si la tuviese enfrente. Así entonces…
#5 Lo que conocemos como felicidad es tan sólo una invención reciente
Esto debería caerte como un balde de agua fría: Todo el concepto de que puedes ser feliz a través de alguna acción a realizar es una invención relativamente nueva. Y el concepto de que una persona debería ser feliz y que todo lo demás es el resultado de alguna falla en el sistema, esextremadamente reciente
Ahora bien, antes de que todo el mundo saque sus viejas ropas góticas y empiece a exclamar “¡Ajá! ¡Les dijimos que el mundo tan sólo era un infinito océano de sufrimiento!” es en realidad lo opuesto del punto que estamos tratando de explicar. Parece que la razón por la que tanta gente se siente miserable es específicamente porque creen que no han alcanzado alguna emoción mágica que la gente “feliz” siente todo el tiempo. Se están atormentando así mismos por la pérdida de algo que en realidad nadie posee, porque ni siquiera tiene una definición.
Verás, la cuestión es que los humanos jamás se han puesto de acuerdo en qué es lo que significa la “felicidad”. Un historiador llamado Darrin McMahon estudió exhaustivamente cómo ha sido definida la felicidad durante los últimos miles de años y descubrió que ésta cambiaba constantemente.
Retrocedamos a la Antigua Grecia, donde es muy simple: Felicidad = Suerte. Ya sea que los dioses dejaron caer sobre ti su “jugo de alegría” o no; de cualquier forma, no había nada que pudieras hacer al respecto. Y eso era todo, fin de la conversación. No había nada por qué lamentarse. De hecho, en cualquier lenguaje europeo, la raíz de la palabra “felicidad” es alguna palabra antigua que significa “suerte”. [La nuestra viene del antiguo latín y la palabra latina “felicitas” significa “afortunado” o “suertudo”.]
Avancemos a la época de Aristóteles, alrededor del 335 A.C. Los filósofos de la época consideraban a la felicidad como sinónimo de virtud. En pocas palabras, “has bien para sentirte bien”. Si no te sentías bien, significaba que no eras lo suficientemente virtuoso. Ahora, no queremos vernos cínicos aquí, pero suena como si esto fuera una herramienta motivacional. La felicidad es aquella zanahoria que te hace realizar todas las acciones que mantienen a la sociedad funcionando sin problemas.
Después de eso, tenemos los tiempos Medievales cuando los primeros cristianos veían a la felicidad como algo con lo que era recompensada un alma al llegar al Cielo, y no como algo que podía ser alcanzado en el mundo mortal. Entonces vino el Renacimiento y nos trajo el concepto de que placer equivalía a la felicidad. Tomemos en cuenta que aquellas dos ideas no siempre estaban conectadas – los pensadores de la vieja escuela describían a la felicidad como el estado general en que alguien había vivido su vida bien, completamente separándola de la sensación que sentimos al comer una galletita caliente o jugar con un cachorro.
Sin embargo, la nueva definición de la felicidad parece ser que “deberías sentirte como si estuvieses jugando con un cachorro, todo el tiempo.” Entonces la Ilustración declaró que todos tenían derecho a ser felices y para el momento en que se realizó la declaración de independencia norteamericana en 1776, la “búsqueda de la felicidad” fue declarada como un derecho inalienable, dotado por el Creador. Esto es un giro de 180 grados con respecto a lo que los antiguos griegos creían. Y si estamos definiendo a la felicidad como 24/7 de “tiempo con el cachorro”, las cosas no funcionan así.
No de acuerdo a la ciencia, de todos modos. Porque…
#4 Físicamente, no puedes sentir la felicidad por mucho tiempo
Rápido: ¿Cuál es la línea final de todo cuento de hadas que conoces? “Y vivieron…”
Sí, todo el mundo se da cuenta que la vida no es un cuento de hadas, o una película de Hollywood (donde 99 por ciento del tiempo, la toma final implica “Y vivieron felices para siempre”). Decimos que nos damos cuenta, pero la gente sigue pensando en la felicidad como si fuera una meta. Una vez que la has cruzado, has “alcanzado la felicidad”.
No nos creas si no quieres – busca en Amazon.com y busca las palabras “alcanzar felicidad” y ve la cantidad de libros de autoayuda que prometen llevarte a tu destino.
Pues bien, la ciencia dice que esto no es posible.
Resulta que el cerebro humano está equipado con “puntos de ajuste hedónico”, que no sólo establecen nuestro estado de ánimo por defecto (optimista, pesimista o indiferente); sino que también se adapta muy rápidamente a nuestro marco de referencia inicial. Básicamente, tenemos incorporada una aplicación aguafiestas en nuestra mente.
En 1978, un grupo de investigadores estudió a los ganadores de la lotería,pendejazos regulares y aquellos que habían sufrido lesiones dejándolos parapléjicos o cuadripléjicos. Todos los grupos reportaron un número similar de “días buenos” contra “días malos”, sin un ganador claro en la carrera hacia la felicidad.
Del lado amable, estos estudios demuestran que las personas se adaptan mejor de lo que creen ante situaciones devastadoras – El triunfo del espíritu, etc. Pero del lado negativo, si eres completamente miserable en este momento, el logro de tus objetivos probablemente sólo darán lugar a un aumento ligero en tu medidor de felicidad, para poco tiempo después estar de vuelta en tu viejo yo cascarrabias.
Algunos psicólogos se refieren a esta tendencia como la “caminadora hedónica”, dando a entender que nosotros experimentamos sólo un breve momento de efímera felicidad cuando alcanzamos una meta, para poco después enfocar nuestras mentes hacia la próxima conquista.
Y… mira eso. Ahí está la zanahoria otra vez. Sólo que en vez de venir en la forma de un filósofo o libro que te dice qué hacer para ser feliz en el futuro, es tu propio cerebro quien lo dicta: está desencadenando un mecanismo incorporado para que no te vuelvas complaciente. De cualquier manera, la promesa de la felicidad “pasando la cuesta” resulta ser una herramienta para mantenerte subiendo cuestas.
#3 El dinero compra la felicidad… Bueno, más o menos
No es de sorprenderse que la satisfacción personal aumenta con el ingreso
, aunque no al grado que algunos piensan. No hay duda en que la ansiedad que se origina al saber que alguien va a tomar posesión de tu casa en cualquier momento es un golpe infernal a tus niveles de felicidad.
Pero, cuando tienes un ingreso por encima del nivel de pobreza, ¿en qué gastas tu dinero? Cuando llega el momento de derrochar en algo divertido, algunos de ustedes se centran en nuevas posesiones (un televisor, una consola de videojuegos, una familia de muñecas inflables interraciales), mientras que otros son más propensos a comprar experiencias (un masaje, una cena en un restaurante de lujo, un concierto, un “masaje”).
Bueno, no tienes que buscar mucho para encontrar un estudio diciendo que el materialismo tiene un efecto devastador en el fondo de la felicidad, así como en la cuenta bancaria. Si bien tenemos un sistema económico y una cultura popular construidos para proveer los medios, la ciencia dice que la búsqueda sin fin de cosas lleva a una menor satisfacción de vida, disminución de la felicidad, depresión, paranoia y narcisismo. ¡Mierda!
El problema obvio es que las posesiones son una manifestación física de la caminadora hedonista que acabamos de describir – tu nuevo coche de lujo acumula arañazos, abolladuras en las puertas y manchas de salsa picante en los asientos. Se degrada justo en frente de tus ojos. La nueva computadora se vuelve más lenta con cada día que pasa. Y, en poco tiempo, alguien que conoces comprará una mejor, haciendo ver la tuya como un triste mojón con la forma de una computadora; entonces toda tu felicidad derivada de gadgets como éste se esfumará en la atmósfera como una negra nube de emisiones de euforia.
Tú obtienes mejores resultados, dicen los expertos, al gastar dinero en experiencias – un concierto, unas vacaciones, un crucero donde la vestimenta es opcional. Si aquellos eventos terminan bien, tienden a mejorar en tu memoria con el paso del tiempo.
Pero entiende esto: cuando se realizó un estudio a vacacionistas, las personas más felices fueron aquellas que se encontraban en las semanas previas a las vacaciones. Todo se trataba de la antelación. Una vez más, parece que nuestro cerebro nos recompensa más por trabajar hacia una meta que por realmente llegar ahí. El estudio sugiere tomar vacaciones con mayor frecuencia pero menor duración. Ya sabes, para que puedas dedicar más tiempo a imaginártelas cómo serán.
Espera, ¿acaso no te acabamos de decir que en los tiempos medievales todo consistía en decirle a la gente que estaría feliz después de su muerte? ¿Así pasarían todas sus vidas en el “modo de antelación”? No somos expertos. Sólo estamos dejando ver el hecho.
#2 La libertad de elección no siempre te hace más feliz
Si estás leyendo esto, es probable que vivas en una sociedad libre. Y nos imaginamos que colocas un valor muy alto a la libertad y que ninguno de ustedes mira por la ventana deseando mudarse a Corea del Norte. Pero la libertad de elegir tiene un precio.
Por ejemplo, hay dos tipos de personas: aquellos con edad suficiente para recordar un mundo sin Internet y aquellos que no lo son. Si naciste en los 1970s, probablemente recuerdas un hogar, no solamente sin una computadora, sino con una televisión con apenas tres canales. Y UHF. En total. Y sin juegos de video.
Desde entonces, las opciones de entretenimiento se han incrementado indefinidamente. Tenemos opciones de alimentos, pastas de dientes y carreras. No te burles de la última (“¡Ja, me encantaría tener una sola carrera!”) ya que mucha de tu ansiedad laboral proviene del hecho de que hay tantas opciones, que no es nada obvio saber cuál es la indicada para ti. Erase una vez, cuando sabías a lo que te dedicarías cuando fueras grande: trabajarías en la maldita granja, como todos los demás. Ahora, pasas el último año de la preparatoria sabiendo que de las miles de posibles opciones de carrera, probablemente apestarás en todas excepto una o dos. Y los resultados de una mala elección pueden ser devastadores.
Esa ansiedad de todos los días por tomar una mala decisión es la razón de que tener una vasta selección de opciones haga que la gente sea menos feliz en general.
Tienes ese agonizante proceso de selección, repetido una y otra vez con decisiones grandes y pequeñas (y algunos de ustedes leyendo esto se han puesto realmente mal sobre si ir sobre LCD o plasma – no digan que no) que no sólo conduce a la ansiedad, sino a una disminución de la satisfacción incluso cuando escogemos correctamente. Después de todo, una vez que has tomado la decisión y no hay marcha atrás, nunca dejas de pensar en el “Y si yo hubiera.”
Demonios, el remordimiento es la base de la “crisis de la mediana edad”que la gente sufre en sus 40s y 50s. “¿Y si hubiese escogido otra carrera?” “¿U otra esposa?” “¿O si hubiese escogido pasar más tiempo con los niños en vez de estar trabajando?” Es el hecho de que no hay suficiente tiempo para volver a tomar aquellas decisiones lo que provoca la “crisis”.
Y todo vuelve a la naturaleza esquiva de la felicidad. Escogiste X porque pensaste que te haría feliz, pero no eres feliz, así que probablemente debiste escoger Y en su lugar. Entonces habrías sido feliz, maldita sea. Lo que significa que la presión está encima de ti cuando tomes la próxima decisión. Porque la felicidad está justo después de la próxima cuesta, y más vale que escojas la correcta para llegar ahí. ¡No jodas esto! ¡Todo depende de esta decisión!
Tal vez eso explica lo que será la estadística más absurda que escucharás en todo el mes: Los países y estados con los niveles más altos de felicidad también poseen las tasas de suicidio más elevadas. Las personas que viven en el estado de Nueva York se encuentran en el lugar 45 [de 50] de satisfacción de vida. Ellos también tienen las tasas de suicidio más bajas. Sorprendentemente, Hawái tiene la segunda más alta satisfacción de vida, siendo una isla paradisiaca y todo eso. Pero también se encuentra entre los primeros cinco en número de suicidios.
La respuesta, suponen los investigadores, es que la gente que reporta ser feliz no son los mismos que cometen los suicidios. No, ellos creen que la causa de la desesperación de las personas deprimidas se debe a estar cerca de toda esta gente feliz. Piensa en la forma en que esto magnifica todos tus errores, y pone de relieve todo de lo que te has perdido.
#1 Tratar a la felicidad como una meta sólo significa malas noticias
Retrocedamos un par de miles de años, de vuelta a la época en que la felicidad se trataba sobre la suerte o el resultado de vivir una vida virtuosa. En ambas escuelas de pensamiento, suena como si el mensaje fuera “Ni siquiera te molestes en ser feliz, porque estos son tiempos antiguos, todos vivimos en la suciedad y así es la cosa.” Pero de acuerdo a los expertos, puede que hayan tramado algo más. Sólo que de manera indirecta.
Un estudio publicado por Perspectives on Psychological Science encontró en los participantes, que al pedirles leer y ejecutar los pasos de un artículo o ver una película optimista, usualmente se concentraron demasiado en tratar de mejorar su estado de ánimo y por lo tanto, terminaron sintiéndose engañados y más oprimidos.
La coautora del estudio y miembro de la facultad de psicología en la Universidad de Yale, June Gruber, dijo: “Cuando lo estás haciendo con la motivación o expectativa de que estas tareas deberían hacerte feliz, pueden conducir a la decepción y la disminución en la felicidad.”
Así que, ¿qué es lo que la vieja June sugiere?
“… La mejor manera de aumentar tu felicidad es dejar de preocuparte por ser feliz y en su lugar, desviar tu energía para alimentar los lazos sociales que tienes con otras personas… si hay algo en lo que debas concentrarte, concéntrate en esto. Todo lo demás vendrá con el tiempo.”
El acto mismo de tratar de alcanzar la felicidad hizo a la gente infeliz debido a la ansiedad que sintieron al fallar en lograrlo. Eran más felices cuando ni siquiera lo intentaron. Ya sabes, como si alguien les hubiese dicho que estaba fuera de su control, o que deberían enfocarse en hacer cosas buenas y declarar el resultado como “felicidad”, independientemente de cómo se vería.
Y también, que deberían evitar leer artículos acerca de la felicidad a toda costa.
Terminamos con Leo C. Rosten
http://en.wikipedia.org/wiki/Leo_Rosten
Usted puede entender y relacionarse mejor cada vez con más gente. Si nos fijamos en ellos – no importa la edad o lo impresionantes que puedan ser – es como si fueran niños. Para la mayoría de nosotros realmente crecer o madurar por mucho que fuere es simplemente, crecer más alto. Claro, la verdad es que nos reímos menos y jugamos menos y usamos esos disfraces incómodos de los adultos. Pero bajo el disfraz, el niño siempre está allí ; cuyas necesidades son simples, la vida diaria sigue siendo el mejor de los cuentos de hadas que se pudieran relatar.
...
No vemos las cosas como son sino como somos.
http://en.wikipedia.org/wiki/Leo_Rosten
Usted puede entender y relacionarse mejor cada vez con más gente. Si nos fijamos en ellos – no importa la edad o lo impresionantes que puedan ser – es como si fueran niños. Para la mayoría de nosotros realmente crecer o madurar por mucho que fuere es simplemente, crecer más alto. Claro, la verdad es que nos reímos menos y jugamos menos y usamos esos disfraces incómodos de los adultos. Pero bajo el disfraz, el niño siempre está allí ; cuyas necesidades son simples, la vida diaria sigue siendo el mejor de los cuentos de hadas que se pudieran relatar.
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No vemos las cosas como son sino como somos.
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