En una oportunidad Pedro Maffia pasó por el café. Después de escuchar a Atilio le pidió a don Antonio [el padre de Atilio Stampone] que lo dejara trabajar en su cabaret Tibidabo. El padre lo pensó un rato y le contestó: «Mirá, Pedrito, lo dejo. Pero con una condición: que en cuanto termina de trabajar, vos mismo lo pongas en el tranvía 16 para que se vaya derechito a casa. Atilio es un buen chico y no quiero que viva el ambiente del cabaret». Tiempo más tarde Stampone le dedica a su padre el tango Viejo gringo, como un homenaje a su cariño
Nélida Rochetto
“Si hubo un genio, se llamó Homero Expósito”, interrumpe con fanática vehemencia Stampone. “Vivía con mi vieja en Carlos Calvo y Catamarca. Tanto Virgilio como Homero Expósito venían a comer a casa. En esa época tocaba con Astor en el cabaret y me acostaba un poco tarde. De modo que me levantaba cerca del almuerzo y tocaba en el piano que tenía en mi pieza una melodía. Homero, al rato de almorzar con mi vieja, se iba a jugar a las cartas. A los días, con voz de vino tinto me llamó por teléfono y me dijo: ‘Escribí: Cruel en el cartel / la propaganda manda cruel en el cartel, / y en el fetiche de un afiche de papel /…’. Todo por teléfono. Al rato me vuelve a preguntar ‘¿Escribiste?’ Sí, le digo. ‘Bueno’, me contesta, ‘fijate si coincide con esa melodía que tocás todos los días al levantarte que no me deja almorzar tranquilo en lo de tu vieja’. Cuando empecé a tocarla me di cuenta de que entraba perfecto. Así que me fui hasta el café y le digo. ‘Che Mimo, no hay que cambiarle nada’. ‘Ya lo sé’, me contestó. Eran genios que cambiaron el lenguaje, la literatura, la poesía del tango. Fue una revolución. Tampoco puedo olvidar a Horacio Salgán, mi pianista ideal. Está fuera de concurso”.
Aquí: Texto completo de la nota : Primer Encuentro Internacional de Tango
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