Yo soy una fuerza del Pasado.
Sólo en la tradición está mi amor.
Vengo de las ruinas, de las iglesias,
de los retablos, de los pueblos
abandonados en los Apeninos o los Prealpes,
donde han vivido los hermanos.
Doy vueltas por la Tuscolana como un loco,
por la Apia como un perro sin amo.
O miro los crepúsculos, las mañanas
sobre Roma, sobre la Ciociaria, sobre el mundo,
como los primeros años de la Posthistoria,
a los que asisto, por privilegios de la edad,
desde el último extremo de cualquier época
sepultada. Monstruoso es quien ha nacido
de las vísceras de una mujer muerta.
Y yo, feto adulto, vago
más moderno que cualquier moderno
buscando hermanos que ya no están.
(Pier Paolo Pasolini, Yo soy una fuerza del Pasado, en “Poesía en forma de rosa”)
Sólo en la tradición está mi amor.
Vengo de las ruinas, de las iglesias,
de los retablos, de los pueblos
abandonados en los Apeninos o los Prealpes,
donde han vivido los hermanos.
Doy vueltas por la Tuscolana como un loco,
por la Apia como un perro sin amo.
O miro los crepúsculos, las mañanas
sobre Roma, sobre la Ciociaria, sobre el mundo,
como los primeros años de la Posthistoria,
a los que asisto, por privilegios de la edad,
desde el último extremo de cualquier época
sepultada. Monstruoso es quien ha nacido
de las vísceras de una mujer muerta.
Y yo, feto adulto, vago
más moderno que cualquier moderno
buscando hermanos que ya no están.
(Pier Paolo Pasolini, Yo soy una fuerza del Pasado, en “Poesía en forma de rosa”)
Sobre la película Teorema
Si el extranjero nos trae su pregunta, nosotros le preguntamos a Teorema: ¿quién es el Otro? Figura mesiánica, figura reveladora, el visitante, el extranjero es todo y nada a la vez.
Una
posible lectura de este film es pensar que si el extranjero es Otro, un Otro
absoluto, no se
debe a su condición de visitante o huésped, no se debe a su llegada ni a su
partida
sino a
la mirada, a cómo éste es visto. Cada integrante de la familia ve en el
extranjero su llave
al autoconocimiento, luego de su partida cada integrante tratará de ocupar ese
vacío:
el
hijo a través del arte, que al fracasar orinará sobre sus pinturas; la hija
quedará internada en un
estado de shock; la madre, buscará muchachos similares al visitante y se
brindará sexualmente
a ellos; el padre, como ya lo dijimos, donará la fábrica a sus trabajadores y se
despojará de todas sus pertenencias materiales y errará desnudo por el
desierto. Sólo
Emilia,
la sirvienta, será la que posea una verdadera epifanía, sólo ella es la que
renace, luego
de la visita del extranjero, como la mujer de los milagros. Emilia sacrificará
su vida, se
enterrará viva pero no por ser presa de la locura sino porque ella engendrará
lo nuevo.
Emilia
vuelve “hacia atrás”, a su hogar, para descontaminarse de la burguesía: “No he venido
aquí para morir, sino para llorar, y de mis lágrimas nacerá un manantial”,
afirma.
De
este modo, para Pasolini, sólo las clases populares son las que se pueden redimir
y realmente
comprender el mensaje del extranjero. En cambio, la burguesía, fracasará en el intento.
Como ha señalado Mariniello:
“el
gesto del industrial, que dona su fábrica a los obreros, se corresponde con
ambos poderes
al mismo tiempo (Nación, Ejército e Iglesia). Por una parte es una especie de
solución religiosa, un gesto que nace de la culpa y no del amor; por otra, se
enmarca en la
falsa tolerancia del nuevo poder.”
El
Otro puede ser pensado, en cierta forma, como un significante vacío, como algo a ser
completado. Al mirar al Otro, al partir el visitante, la familia burguesa se
mira y descubre
su propia “inautenticidad”, su conformismo; se ha convertido en una condición irreversible
y trágica, en una enfermedad. Todo lo que toca, lo siente contaminado. En el
Otro, el uno se reconoce. No es el Otro el enemigo, junto y a partir del Otro
el uno comprende
que el mal está dentro suyo. No es el Otro el que está mal, el que mira mal, el que
pregunta mal...
En el
encuentro con el Otro, cada uno de los personajes salen, si bien por poco tiempo,
de la prisión de su papel, de su ideología, de su historia. Pasolini nos señala que,
abandonados a sí mismos, no tienen los medios para asumir y entender lo que han experimentado,
para responder a las preguntas que su historia les plantea.
Tanto
en la novela como en la película, el visitante posee un solo compañero: el
poeta Arthur
Rimbaud. Para Pasolini, el poeta francés resulta una verdadera figura mítica, y no es
casual que este visitante, lector de poesía y, por qué no, también poeta, sea
una reencarnación
de Rimbaud, jóvenes y bellos ambos.
Leer: El Teorema de Passolini:
En el reportaje : Passolini “ El Rabioso ” - Programación de Julio de 2014
"Pasolini, El Rabioso" (1966) Jean- André Fieschi
Domingo 20 de Julio 20 hs.
Ciclo: Cineastas de Nuestro Tiempo: Pier Paolo Pasolini
Por INCAA TV www.incaatv.gov.ar
Passolini dice que “ el extranjero” representa a dios. Lo que dios afecta a cada ser según su indiosincracia(...)
En ruinas / Abandonos / Accidentes (esp)
Io sono una forza del Passato.
Solo nella tradizione è il mio amore.
Vengo dai ruderi, dalle chiese,
dalle pale d’altare, dai borghi
abbandonati sugli Appennini o le Prealpi,
dove sono vissuti i fratelli.
Giro per la Tuscolana come un pazzo,
per l’Appia come un cane senza padrone.
O guardo i crepuscoli, le mattine
su Roma, sulla Ciociaria, sul mondo,
come i primi atti della Dopostoria,
cui io assisto, per privilegio d’anagrafe,
dall’orlo estremo di qualche età
sepolta. Mostruoso è chi è nato
dalle viscere di una donna morta.
E io, feto adulto, mi aggiro
più moderno di ogni moderno
a cercare fratelli che non sono più.
(Pier Paolo Pasolini, Io sono una forza del Passato, in “Poesia in forma di rosa”)
Tres caminos, un único destino. Voy andando entre los escombros de un mundo en ruinas como testigo de un estruendo de acero y sangre yo, fantasma entre ausencias.
“En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso”.
(W. Benjamin sobre el Angelus Novus de P. Klee, en “Tesis sobre el concepto de historia”)
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/8-32696-2014-07-06.html
No hay comentarios.:
Publicar un comentario