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domingo, 19 de abril de 2020

Todo volverá a ser grande y magnífico.

La tierra sobria, y las aguas onduladas, 
los árboles gigantes, los muros muy pequeños;
 y en los valles, un pueblo fuerte y múltiple de pastores y labriegos.

Y no habrá iglesias que encierren a Dios como a un prófugo,
 para luego ponerlo como a un animal preso y herido;
 las casas se abrirán a quien pida refugio, 
y habrá un sentir de ilimitada ofrenda en todo quehacer y en ti y en mi.

Ya nadie mirará más allá ni aguardará otra vida, 
tan sólo anhelarán no profanar la muerte 
y vivirán con entrega la vida terrena para no ser nuevos 
cuando vayan a parar a sus manos.

Rainer Maria Rilke

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